Prentsa Aretoa
2012/10/19
Impresiones en campaña
Escribo estas líneas no tanto sobre el contenido de nuestro programa político, que al fin y al cabo se halla a disposición de todos los ciudadanos que deseen conocerlo, bien en formato papel bien en soporte digital, como sobre mi experiencia vivida en esta campaña electoral como candidato por el Partido Nacionalista Vasco-Euzko Alderdi Jeltzale a las elecciones para el Parlamento Vasco del próximo domingo 21 de octubre.
Y la verdad, me resulta muy difícil hablar de lo que uno siente cuando se dedica a la vida pública con el mejor de sus afanes y con la intención de devolver a la sociedad, desde una determinada opción ideológica, el conocimiento acumulado de treinta años de experiencia administrativa como funcionario público, en un tiempo en que hablar de política equivale a malhablar de los políticos.
No obstante intentaré plasmar algunas de las sensaciones más intensas que he vivido estos días, particularmente en las jornadas celebradas en Laudio y Amurrio y a través de las llamadas telefónicas realizadas a los domicilios particulares.
En primer lugar he observado en los ciudadanos una enorme dosis de rabia y de desolación: no entienden lo que está ocurriendo, salvo que la mayoría de la sociedad nos estamos emprobreciendo día a día, con un sueldo (el que lo tiene) que cada vez llega más menguado a fin de mes y que tiene dificultades para pagar el alquiler del piso o el pan, ….Y culpa de ello a los políticos.
A modo de anécdota contaré lo que nos sucedió la semana pasada cuando realizábamos un acto público y ofrecíamos en la calle unos pintxos de txistorra en un puesto habilitado al efecto y engalanado con todos los estandartes del partido. Al poco de comenzar nuestra actividad se acercó una señora y, al tiempo que comía tres o cuatro trozos de txistorra, decía con enorme desparpajo y con un nivel sonoro elevado: “Ojala se mueran todos los políticos”.
Y yo no me canso de repetirles a los ciudadanos que, en general, la clase política que tenemos es el reflejo de nuestra sociedad: si se culpa a los políticos de la corrupción imperante también se está culpando de ello así misma, porque si existe corrupción en la vida pública seguramente tampoco se trata de algo ajeno a la vida privada; o bien que son injustos: si se culpa a los políticos de la actual situación económica también habrá de reconocerles su mérito en los años de crecimiento económico; si se culpa a los políticos de los actuales recortes en sanidad, educación o servicios sociales, habrá de reconocerse a su vez que gracias a los políticos fueron anteriormente reconocidos esos derechos ahora cercenados.
Dice un buen amigo mío que nos hallamos en una situación política de prefascismo, apreciación con la que no coincido básicamente, pero no obstante bueno sería recordar a aquellos ciudadanos que entienden que el origen de sus males actuales reside únicamente en los políticos, cual ha sido el resultado en el estado español de anteriores situaciones en que se ha vilipendiado a la clase política: cierre del Parlamento, abolición de las leyes fundamentales y el advenimiento de dos dictaduras, la última de las cuales, la del general Franco, duró cuarenta años. Situaciones de sufrimiento colectivo e individual infinitamente superior a las previas en las que se criticaba a la clase política, dictaduras en las que se movieron como pez en el agua los antecesores ideológicos que tienen cobijo en los medios de comunicación que hoy nos advierten de la decadencia política actual.
He percibido en estos días también, más si cabe, una sensación contradictoria entre las personas con las que he hablado: por un lado amarga, ya he dicho que cuando vamos a pedirle su voto los ciudadanos nos culpan de todos sus males, somos su chivo expiatorio, pero por otro ilusionante, puesto que una vez iniciada la conversación y profundizando en ella, reivindican el buen funcionamiento de la política, confían en que podemos serles útiles para salir de la crisis, seguramente porque intuyen que la posibilidad de hacer de Euskadi un país rico o pobre, a diferencia de otras comunidades del estado español, radica en nuestra capacidad de construir, de formar parte de instituciones políticas y económicas próximas al ciudadano, y en ese sentido sabe que nuestro partido, EAJ-PNV, es, por historia, experiencia y capacitación, la organización más adecuada para convertir la actividad política en una fuerza positiva para salir de la crisis.
No existen fórmulas mágicas para salir de la crisis económica, que si bien tiene carácter mundial también posee particularidades autóctonas como consecuencia del pacto PSE-PP, y nosotros, hombres y mujeres de EAJ-PNV, seguiremos trabajando como lo ha hecho históricamente este partido: atender a las necesidades de la mayoría social de Euskadi sin renunciar a nuestros principios, por eso nos vamos a centrar en esta tarea y vamos a intentar cumplir lo que decimos, estemos en el Gobierno o en la oposición.
Norberto Aldaiturriaga
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